El futuro de Matías Almeyda en el fútbol mexicano ha tomado un giro inesperado, ya que el exentrenador de Chivas de Guadalajara ha sido contactado por Rayados de Monterrey para explorar la posibilidad de convertirse en su nuevo director técnico. Esta noticia surge en un momento en que la situación de Almeyda en el fútbol internacional, donde actualmente dirige al AEK Atenas, parece tambalearse.
A pesar de que muchos aficionados de Chivas anhelaban su regreso para enderezar el rumbo del equipo, la directiva encabezada por Amaury Vergara ha optado por un enfoque diferente, apostando por un proyecto que incluye la visión de Fernando Hierro y un estilo de juego más europeo. Esta decisión ha dejado a Almeyda fuera de la ecuación, generando sentimientos de nostalgia y frustración entre los seguidores rojiblancos.
La posibilidad de que Almeyda dirija a un club rival de Chivas, como Atlas o América, está descartada, ya que su lealtad al Rebaño Sagrado es inquebrantable. Sin embargo, su apertura a dirigir a otros equipos mexicanos que no representen una rivalidad directa ha generado especulaciones sobre su futuro. Rayados, que busca un reemplazo para Martín Demichelis, ha visto en Almeyda una opción atractiva para liderar un proyecto ambicioso con el objetivo de alcanzar la gloria en la Liga MX.
Almeyda ha mostrado interés en la propuesta de Monterrey, aunque ha dejado claro que el momento actual podría no ser el adecuado debido a su respeto por Demichelis, su compatriota. Sin embargo, el atractivo del Mundial de Clubes y la posibilidad de dirigir un equipo con aspiraciones de título podrían influir en su decisión de regresar a México.
Mientras tanto, en Chivas, la situación es tensa. La directiva está considerando la renovación de Gerardo Espinoza, un entrenador que no ha cumplido con las expectativas de la afición.
Esta decisión ha generado incertidumbre y descontento entre los seguidores, quienes claman por un cambio en la dirección técnica del equipo. La lealtad de Almeyda a Chivas contrasta con la falta de resultados de Espinoza, lo que aumenta la presión sobre la directiva para tomar decisiones acertadas.
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